Los que rodeamos al niño/a, debemos saber despertar su interés, estimular su gusto por la música; y para ello debemos proponernos como meta sensibilizar su oído y prepararlo para la comprensión y ejecución musical.
Podemos trabajar desde tres parámetros básicos:
Algunos ejemplos de actividades posibles,
Podemos trabajar desde tres parámetros básicos:
- La discriminación auditiva, localizando los sonidos en el espacio, y reconociendo el silencio e identificando los objetos sonoros
- El fomento del desarrollo del sentido rítmico.
- La desinhibición en el uso de la expresión corporal.
Algunos ejemplos de actividades posibles,
- Comparar los distintos sonidos producidos por el agua: vertida con un jarro, echada con la regadera, y el chorro del grifo. Sobre el mismo material, ¿cuál suena más fuerte?.
- Marchar siguiendo distintos ritmos.
- Hacer sonidos con nuestro cuerpo, usando la boca, las manos, los pies.
- Decir nombres de objetos cotidianos (muebles, frutas, utensilios) dando una palmada a cada sílaba.
- Cantar una canción imitando sonidos de animales.
- Repetir un esquema rítmico, primero con palmadas y luego con gestos.
- Juego del espejo, sentados o de pie, pedirle al niños que actué como nuestro reflejo en el espejo, e ir marcando pulsaciones con palmas.
- Marcha por la casa al ritmo de la música, cambiando de sentido en el cambio de frase
- Instrumentalizar poesías.
- Realizar el ritmo con percusión instrumental: fuerte o piano, rápido o lento.
- Cantar canciones donde una frase se diga en voz alta y otra interiormente.
- Improvisar ritmos con objetos cotidianos (escobas, vasos, ollas, etc)
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